jueves, 20 de enero de 2011

Te necesito


Te necesito, no como algo imprescindible, pero te necesito.

Te necesito para encontrarme a mí misma,
pero también para ayudarme a salir de mí.

Te necesito para aprender a aceptarte,
a renunciar a ese caprichoso ser infantil.

Te necesito no para aconsejarte,
sino para enseñarnos juntos a vivir.

Te necesito para creer, para seguir alimentando,
esperanza dentro de mí.

Te necesito no para cambiarte,
sino para recordar lo bello que es vivir.

Te necesito para saber que mientras no te falle,
seguirás confiando en mí.

Te necesito no para juzgar tu forma de ser,
sino la manera como me haces sentir.

Te necesito para encontrar esos lugares,
que son invisibles para mí.

Te necesito para arriesgarme,
para dar esos pasos que me harán llegar a tí.

Te necesito para que transformes mi persona,
en una mucho más valiosa.

Te necesito para aprender a amarte,
y cada día dejar amarme más y más por tí ...

martes, 18 de enero de 2011

¡Construye!


El sol se había metido apenas unos instantes atrás, pero él seguía caminando.

Sobre un camino árido que veía sin fin, iba sintiendo como las piedras se metían en sus zapatos, lastimándole los pies. Poco a poco comenzaba a perder la esperanza de llegar a algún lugar.

En eso apareció un hombre que caminaba a su lado, podía ver que aún su calzado permanecía intacto logrando avanzar mucho más rápido, parecía no tener problemas al andar. Buscando su mirada, el individuo ni siquiera le dirigió la palabra, rápidamente lo perdió en la oscuridad de la noche, así sin más.

Cansado decidió hacer una pequeña cama improvisada y pasar lo que restaba de la noche tratando de descansar, no había pasado mucho tiempo, cuando una voz lo despertó al alba, diciéndole: ¡Construye!

Confundido se levantó y sin haber dormido lo que él creía ser suficiente, le hizo caso a esa señal y se fue en búsqueda de algunas ramas sin saber con certeza, lo que construiría. Entrelazó unas con otras, creando una estructura la cual aún no tenía forma, comenzó a rendirse creyendo que era una tontería, ¡él no sabía hacer esas cosas! siempre había carecido de esa habilidad. Tiró hacia el otro lado el intento de creación, la cual a sus ojos era un caos sin sentido.

En eso la voz nuevamente le decía ¡Inténtalo de nuevo, no desistas! Acercando a sí las ramas unidas, las tomó entre sus manos. Recordó que tenía una manta que utilizaba para cargar sus pocas pertenencias de un lado a otro; entre ellas una botella de agua, un par de zapatos, un reloj, una brújula, ropas y algunos trozos de pan.

Si decidía tomar la manta para unificarla con la estructura, debería renunciar a cargar con él, todo esto. Rápidamente y sin pensarlo demasiado, se echó a la bolsa de su pantalón todos los trozos de pan que pudo, vació la botella tomando toda el agua que quedaba en ella, se cambió el calzado y comenzó a caminar; cada paso lo alejaba cada vez un poco más y volteando hacia atrás le costó trabajo no regresar por aquellas cosas que creía indispensables.

Sediento comenzaba a pensar que había sido un error, no aguantaría sin tomar agua mucho tiempo y además no sabía que haría con esa manta. Pensó que aún podía regresar a aquel lugar, tal vez seguirían intactas sus cosas. Pero si regresaba corría también el riesgo de quedarse en el camino, ya que no había visto algún depósito de agua, y su cuerpo ya no soportaría una caminata tan larga.

Dejando sus pensamientos y las sensaciones de su cuerpo, comenzó a trabajar de nuevo. Colocando la manta en su invención, ésta empezó a tener forma, pero aún no descifraba su utilidad. Hora tras hora pasaba trabajando en su creación, finalmente acomodó la estructura y siguió caminando para encontrarse con algún riachuelo que le permitiera calmar su sed.

Poco después divisó a unos metros un pozo pequeño del cual tomó toda el agua que necesitaba, satisfecho volteó hacia el horizonte viendo como se acercaba el mismo hombre que lo había dejado atrás, aquel que lo había ignorado algunas semanas antes.

Al llegar a él, éste le dijo - hasta aquí termina el camino, no llegarás más lejos - al mismo tiempo que señalaba un despeñadero de muchos kilómetros de profundidad.

-He decidido quedarme aquí hasta lo que dure el agua del pozo, después de eso moriré- suspiró - Deberías hacer lo mismo - dijo con desgano.

Parecía ser un buen plan, ya no caminaría, ni se cansaría, tendría agua cómodamente (aunque limitada) pero podría esperar a que lloviera y de nuevo se llenara el pozo, tal vez su vida mejorara, a capricho de la suerte y el tiempo.

Ya había caminado tanto, sus pies estaban cansados y su esperanza de encontrar algo mejor casi se esfumaba.

Al día siguiente de nuevo esa voz lo despertó, ¡Vuela! le decía. ¿A qué se refería, qué era lo que le estaba tratando de decir? En eso recordó las veces que trabajó noches enteras con la voluntad de crear algo nuevo renunció a todo lo que aparentemente le pertenecía. Comenzó a observar su invento, lo vio de frente, se apartó un poco para visualizarlo mejor; pero por más que lo observaba no entendía lo que era.

Una ráfaga de viento arrastró el objeto y con sorpresa pudo ver como se desplegaba hasta que finalmente se abrió. Lo acomodó entre sus brazos corriendo hacia el precipicio, con mucho miedo se dejó llevar. Su creación ahora era parte de sí mismo e inmediatamente lo elevó por los cielos.

Dejando atrás al hombre, escuchó como le gritaba ¡regresa, no ves que más lejos, no llegarás! Pero él ya se encontraba volando y sintiendo el viento empezó a disfrutar el viaje que acababa de emprender.

Ahora podía divisar desde los aires magníficos paisajes, verdes praderas y sobre todo podía elegir en qué lugar quería aterrizar.